Hubiese jurado que conté la última vez con Belén hará ya un par de meses o tres, pero me he dado cuenta de que no.
La dejo por aquí sin entrar en mucho detalle ya que es de sobra conocida.
Llego a la zona del estadio, aparco y subo. Me recibe sonriente, y aunque se nota que está cansada (serían sobre las 19 de la tarde) no lo hace ver a lo largo de la media hora que concretamos. Voy duchado (como siempre) pero me ofrece hacerlo, le digo que sí si es con ella y en menos de un minuto tengo esas dos tetazas restregandose contra mí. Besos, abrazos, y a la cama aún con las toallas. Se pone a cuatro, y empieza un fránces brutal. A saco. Humedo, profundo, por arriba, por abajo... un espectaculo. Se tumba, me la como yo a ella y la cosa torna a un 69 espectacular en el que le hago y me hace de todo. Es brutal escucharla gemir mientras tiene la boca ocupada y son brutales esos muslazos que tiene mientras te rodea la cabeza. Le digo que me voy a correr (la cabrona se ríe porque sabe cómo me tiene) y me enfunda. No me pregunta cómo, directamente se da la vuelta y se pone a cuatro patas. Hay quien dice que está pasada de peso, yo la veo brutal. Jamona, con sitios donde agarrarse y con ese puntito de "imperfección" (espero que nadie se me ofenda por hablar así, que ultimamente tenemos la piel muy fina, ya sabeis) que le da ese rollo de follamiga que solamente tienen algunas elegidas. Total, que me lío. Follada a cuatro brutal, de pie en el espejo de y encima de mí justo antes de soltarle todo en otro frances natural para encarmar.
Por poner dos pegas, el sitio, que siendo el residencial que es a segun que horas puede ser peligroso y las pestañas postizas de Belén. En serio, si lees esto, no te las pongas. No te hacen falta ni justicia.