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Ya me tocaba visitar a la bella Luna, una de mis musas rusas como muchos sabéis, y la hetaira que he visitado más a día de hoy. Yo sí soy de los que repite con algunas chicas, cuando aprecio esa sintonía, esa com
penetración y en cierto modo surge una amistad, aún siendo entre profesional y cliente.
Llego a la hora convenida y ahí está la siempre sonriente Luna, que me recibe en lencería rosa, mostrando esos atributos que me ponen a cien (y que quedan bien patentes en su nuevas fotos). Besos en los labios, con suaves roces linguales y, tras saludar a la exuberante Sofía, nos dirigimos al dormitorio de abajo. Nos ponemos al día tras estos dos meses que no nos vemos, nos desnudamos y a continuación nos abrazamos y besamos tiernamente, disfrutando de nuestros respectivos y desvergonzados magreos, así como de una necesidad casi biológica del retozar de nuestras lenguas…
Ya en la cama le practico un sentido cunnilingus en el que casi consigo que la rusa se corra… empujaba con mi lengua hacia el interior de su vagina, con movimientos arriba y abajo, puliendo su clítoris y sus labios menores… mientras la cogía por los muslos acrecentando la presión de mi cara sobre su volcán. Me pide que pare (no desea correrse aún) pero siempre que me dice eso lo que hace es provocarme aún más, y sigo comiéndome su coño un buen rato...
Regreso hacia sus pechos para continuar mamando cual lactante de sus hermosos pezones… más morreos tiernos y a continuación llega el turno de la valkiria mamándome la polla como solo ella sabe hacer para que alcance su máximo esplendor.
Luna está deseando que la penetre, y así hace en una cabalgada mítica que terminó en uno de los orgasmos más sentidos que le recuerdo, con la espalda sudorosa y suspirando tras, según me dijo, una semana sin follar… Hoy Luna me folló a mí, sin duda…
A continuación me hace una nueva mamada, aún con la goma puesta, yo creo que para coger aire y recuperar la libido, pues a ella, como a tantas otras mujeres, también se le viene un poco abajo tras correrse.
Aunque yo habría practicado más posturas, Luna, tumbada de lado, me ofrece su culo y su espalda para proponerme una de esas cucharas que casi descubrí con esta maravillosa mujer… Así que acepto su envite y tras varios minutos entrelazados y abrazados, introduciendo en un profundo mete-saca mi pollón dentro de su coño, tras sujetar el cuello de la rubia y besarnos de nuevo con pasión, exprimir sus turgentes pechos y fundirnos en uno, alcanzamos un nuevo orgasmo al unísono que nos deja exhaustos y recuperando el aliento en la cama, como si acabáramos de regresar de un viaje al… Valhalla, por supuesto
.
Amigos, Luna no es cualquiera, es La Hetaira con mayúsculas que hace que valga la pena aventurarnos en este “oficio ancestral” de yacer con cuerpos femeninos calientes, libidinosos y dispuestos a darle sentido a nuestra existencia.
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