Sentir entre tus brazos los estertores del orgasmo de tu pibón rubio, mientras notas el sabor de su saliva en tu boca, después de haberos morreado con frenesí, apretando sus pechos y empujando tu polla dentro de su sexo caliente, es la máxima expresión para los sentidos… incluido “el sentido de vivir”…
Monica no suele correrse más de 2-3 veces al día, así que aproveché mi oportunidad quedando con ella a primera hora. Como sabéis nuestra atlética rusita ha estado apenas una semana en Almería, y aunque llevaba sin catar una profesional varios meses, en esta ocasión me monté una buena coartada para poder escaparme a su nuevo piso en Aguadulce y disfrutar de una de las mejores folladoras que he conocido.
El piso que alquiló en esta ocasión está al norte de la Avenida de Carlos III, no muy lejos de la entrada por el Cañarete. Dejo mis aparejos en una silla, en el saloncito enfrente de la entrada, mientras me saluda la mascota de Monica, tan cariñosa como siempre (la mascota, jajajaja). Entro en el baño para lavotearme un poco y ya en el dormitorio comienza nuestro baile de amantes, no sin cierta timidez inicial… Monica llevaba un conjunto de lencería muy sexy, formado por una serie de correas de color azul claro, un poco estilo bondage diría yo. Tras poner música con aires étnicos de fondo, se fue desnudando poco a poco… y mientras yo, como un pasmarote, volvía a memorizar sus curvas, el tono de su piel, y al poco le besé el culo, los pechos… y empecé a amamantarme de placer.
Le digo que se suelte la coleta rubia para apreciar esa melena, algo más larga de lo habitual, y que tanto me pone. Continúo por su cuello y nos vamos dando besos húmedos, al principio algo discretos, pero sin rehusar el contacto de nuestras lenguas.
Ya en la cama comienzo yo a atacar su sexo húmedo. Monica tumbada boca arriba va soltando sus gemidos de placer mientras me esmero con la lengua, aparto sus labios menores para lamer la entrada de su coño… Lo tiene algo sensible, según me dice, y en esta ocasión no la penetro con mis dedos lascivos… Me he de conformar con el trabajo lingual, pero no consigo que se corra. Mientras aprieto sus pechos con mis manazas.
Al poco subo por todo su cuerpo y nos besamos como solo dos amantes saben hacer. Me pregunta si me la “come un poquito” (me encanta cuando dice eso
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). Y tras ponerme un condón depreda literalmente mi pollón con varias gargantas profundas acompañadas de arcadas y toses… diosss… Es fácil con ella alcanzar la máxima extensión de mi mástil, y al rato le digo que quiero que me folle… “con su coño” (“también puedo hacerlo con la boca”…
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).
Me cabalga cual amazona desnuda, primero enderezada sobre mí, luego echándose encima mía para que pueda seguir disfrutando de sus pechos perfectos, y de nuestras bocas lujuriosas. Le digo de girarnos, pensando en un misionero, pero se sale la cosa y Monica se coloca a cuatro patas
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. Acepto el envite y la penetro por detrás con fuerza mientras la rusa se va excitando cada vez más. Y los que me conocéis ya sabréis cuales fueron las posturas siguientes… Abro las piernas para colocar mis muslos por fuera de los suyos y le digo que estire la rodillas para así poder sentir mi polla más apretada aún si cabe por las paredes estriadas de su sexo, mientras mi pelvis rebota en su culo en cada embestida… Monica va entrando por fin en el Valhalla, entre gemidos de placer cada vez más intensos… se gira para morrearme en más de una ocasión y cuando llega al clímax me dice que deje de moverme para así poder sentir mejor mi pene erecto mientras lo abraza con los músculos vaginales y se corre durante un par de minutos de gloria…
Jadeando y sudorosos nos giramos para continuar la follada en la cuchara, esa bendita postura que tanto disfrutamos los dos… Más penetraciones rítmicas y besos apasionados, mientras sujeto su cuello caliente, sus pechos turgentes… y es así como mientras me bebo su saliva y muerdo su boca tengo una corrida de muy señor mío… de las que no se olvidan, vaciando toda mi leche mientras Monica me dice sentirla caliente en la goma estirada por la presión…
Amigos míos, Monica vale una vida, quienes la habéis probado lo sabéis. Ha valido la pena esperar estos meses, aunque espero que no tarde tanto en volver a visitarnos.
“… y Dios creó a la mujer”… e hizo feliz al hombre.