Amante2017
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Aquí tenéis las caprichosas posturas que nuestra simpar Monica desea practicar con sus clientes… así que ya sabéis, si queréis hacerla enloquecer de placer, poneos en forma amigos
Yo he cumplido hoy, pero ya tengo una edad y no saco tiempo para ir al gimnasio…
Lo de hoy con Monica ha superado mis mejores presagios y expectativas. Su acercamiento es, como digo, como el de una novia que esta deseando comerse a besos al novio que ha estado fuera una eternidad… Y aún cuando soy consciente de que por su piel han pasado, pasan y pasarán más “novios” de los que me puedo permitir siquiera imaginar, participo de su juego, un juego en donde a solas, desnudos, excitados, disfrutando de nuestros sentidos y alimentando nuestra pasión hasta el máximo, sientes que el mundo se para, los problemas desaparecen, y solo ella le da sentido a todo. Monica es la medicina para el enfermo, la fuerza para el débil, la esperanza para el desesperanzado, la alegría para el triste, el optimismo para el pesimista… es la luz para la oscuridad. Monica es la razón por la que las profesionales del sexo no solo deberían ser de obligada prescripción facultativa, sino que deberían estar cubiertas por la Seguridad Social. Una sociedad llena de buenas putas, para todos y todas, sería una sociedad sana, alegre y en PAZ.
Pero dejemos de filosofar y centrémonos en el encuentro de hoy. Tras cumplir de aquella manera con las posturas acrobáticas propuestas por la rusa, pasamos a los consabidos cunnilingus y fellatio, ambos en su versión extendida. La chupada de coño fue delicada pero al mismo tiempo insaciable… jugosa y con sabor a fresa

El fellatio fue sublime, como era de esperar… Monica se come mi polla con un ansia, con un desenfreno, que se diría que es su alimento, su aire, su razón de ser… chupadas sentidas, sin el menor atisbo dental, saliva como lubricante, alguna armónica que otra, miradas lascivas y gargantas profundas acompañadas de arcadas y toses, para luego volver a empezar… Con mi musa rusa tendría un orgasmo detrás de otro si pudiera, porque ser multiorgásmico con este portento de la naturaleza sería el justo premio a nuestras plegarias.
Más besos, más abrazos, y más intentos de fundirnos en uno. Diosss…. ¡¡Necesito penetrarla!! Así que le pido que follemos ya, porque aunque el sexo con Monica tiene muchas vertientes, y la libido se dispara por doquier cuando menos lo esperas, yo no concibo el camino al Valhalla sin que mi falo, erecto, lubricado, enervado, y con sus cuerpos cavernosos atiborrados de sangre, no sea recibido por el caliente corredor tortuoso, estriado y húmedo de la flor de una mujer.
Comenzamos con una cabalgada épica, en donde mis pupilas intentaban tatuarse cada rincón, cada poro de esta rusa sin igual… Esos pechos turgentes al alcance de mi boca, esa cintura sudorosa, o ese culo esculpido por los dioses rebotando sobre mi entrepierna… al son de gemidos de placer… wow! ¡Qué visión!
Nos giramos a continuación para ir a las misiones… practicando un proselitismo descarnado, en donde no se me escapó ningún rincón, ninguna curva, ni ninguna tentación de esta maravillosa mujer. ¡Ay Monica! ¡Que estoy volviendo a caer en tus redes de sirena!
Monica hace a continuación una mamada con ella de rodillas en la cama, de lado, en donde sentía todo el fuego de su boca alrededor de mi volcán fálico de tal manera que le dije que parara si no quería que acabáramos el festín a destiempo. Y es que el final de la función de hoy con mi musa rubia habría de pasar indefectiblemente por la fundición terapéutica de nuestros cuerpos en una cuchara de plata, con todo el cuerpo de la eslava al alcance de mis sentidos, cada pliegue de su piel, cada curva, cada olor, cada sabor, cada beso, cada mirada, y cada sonrisa… todo era mío por un instante mágico, en donde los tambores vikingos que abren la puerta del Valhalla sonaron como nunca, acrecentando los latidos de mi corazón, el cual propició un impulso final en el que mi polla penetró el último rincón del coño de mi amada mientras millones de gametos sin destino salían en tropel produciendo una lechada caliente que hizo que Monica me acompañara abrazada a mí al salón del placer… O lo que en Román Paladino quiere decir que mi polla, en su máximo esplendor e introducida en toda su extensión por el estriado canal de placer de mi amada, soltó toda su leche hasta los límites condonados, mientras la abrazaba con tanta fuerza que se diría que quise fundirme en ella… Entonces, Monica, caricias clitorianas mediante, tuvo un orgasmo final, seguido de estertores varios mientras me suplicaba que no moviera mi pollón del interior de su sexo.
Me hubiera quedado abrazado a ella una eternidad, pero tocaba coger aire y descansar el corazón. Una conversación amable mientras me vestía, y despedida final con un tierno beso a mi diosa del amor.
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