Amante2017
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Abro este hilo, en el que podemos expresar nuestras razones o sinrazones por las que algunos hemos tomado la decisión de pagar por tener sexo. Aunque podré ahondar más en ello y expresar mi visión sobre este asunto, y mi autoconvencimiento para aceptar moralmente esta actividad que mantengo oculta a familiares y amigos, me limitaré por ahora a relatar la anécdota de esta mañana.
Ayer disfruté de los típicos 20 min. (con suerte) que suelen caracterizar el pago de media hora de servicio con una meretriz (hay excepciones, y en ocasiones el folleteo puede hasta superar la media hora contratada... pero no suele ser el caso). La chica estaba más que rica, era muy jovencita, y su olor y sabor permaneció oculto en mi larga barba durante la mayor parte del día... hasta la ducha de la noche.
Esta mañana temprano, aún en la cama, me despierto con mi mente jugando con el recuerdo del abrazo y el magreo de aquel cuerpo tan joven y follable.. y en estas que me acerco a mi mujer, aún dormida, y la abrazo por detrás, apoyando mis atributos en su hermoso culo... al final nos despertamos y la beso cariñosamente, me insinúo... ella se sorprende y me rechaza con una sonrisa, como suele hacer desde hace ni me acuerdo. Acepto, como suelo hacer, este amable rechazo, pues sé de sobra que no es un rechazo a mi persona, sino más bien la consecuencia de una serie de inseguridades que a algunas mujeres les entran conforme van madurando y particularmente tras los cambios corporales asociados a la maternidad...
No voy a entrar en el aspecto psicológico de una realidad que, me consta, está bastante extendida en parejas con una ya larga relación e hijos de por medio. Me limitaré a decir, que esta realidad me reafirma en la decisión de seguir pagando por buen sexo siempre que pueda permitírmelo... con prudencia, sin exceso, pero siendo fiel a mi persona y mis propios deseos de placer... fortalecidos con los años, cuando sabes a ciencia cierta que estamos aquí dos días mal contados.
No quiero transmitir una visión pesimista o deprimente de todo esto. Pues, más bien al contrario, ser putero me hace feliz y fortalece el transcurrir de mis días, en una familia feliz y comprometida en la educación de nuestros hijos. Ah, y para el que tenga dudas, amo a mi mujer.
¿Quién lo entiende?
Un saludo a todos
Ayer disfruté de los típicos 20 min. (con suerte) que suelen caracterizar el pago de media hora de servicio con una meretriz (hay excepciones, y en ocasiones el folleteo puede hasta superar la media hora contratada... pero no suele ser el caso). La chica estaba más que rica, era muy jovencita, y su olor y sabor permaneció oculto en mi larga barba durante la mayor parte del día... hasta la ducha de la noche.
Esta mañana temprano, aún en la cama, me despierto con mi mente jugando con el recuerdo del abrazo y el magreo de aquel cuerpo tan joven y follable.. y en estas que me acerco a mi mujer, aún dormida, y la abrazo por detrás, apoyando mis atributos en su hermoso culo... al final nos despertamos y la beso cariñosamente, me insinúo... ella se sorprende y me rechaza con una sonrisa, como suele hacer desde hace ni me acuerdo. Acepto, como suelo hacer, este amable rechazo, pues sé de sobra que no es un rechazo a mi persona, sino más bien la consecuencia de una serie de inseguridades que a algunas mujeres les entran conforme van madurando y particularmente tras los cambios corporales asociados a la maternidad...
No voy a entrar en el aspecto psicológico de una realidad que, me consta, está bastante extendida en parejas con una ya larga relación e hijos de por medio. Me limitaré a decir, que esta realidad me reafirma en la decisión de seguir pagando por buen sexo siempre que pueda permitírmelo... con prudencia, sin exceso, pero siendo fiel a mi persona y mis propios deseos de placer... fortalecidos con los años, cuando sabes a ciencia cierta que estamos aquí dos días mal contados.
No quiero transmitir una visión pesimista o deprimente de todo esto. Pues, más bien al contrario, ser putero me hace feliz y fortalece el transcurrir de mis días, en una familia feliz y comprometida en la educación de nuestros hijos. Ah, y para el que tenga dudas, amo a mi mujer.
¿Quién lo entiende?
Un saludo a todos
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