Mientras me lamía con lascivia la oreja derecha, me besaba y chupaba el cuello y me susurraba al oído sus gemidos entrecortados… yo dedicaba mi afán a un mete-saca rítmico y cada vez más profundo, sintiendo las estrías de su coño alrededor de mi falo, y todo el peso de su cuerpo sobre el mío, sudor con sudor, pasión con pasión… hasta que por fin alcancé ese estado de éxtasis final que solo es posible cuando tienes entre tus brazos la desnudez de una belleza como la de Emily.
Como os adelantaba, ayer no quise pasar la oportunidad de volver a quedar con la hermosa colombiana Emily, una vez me avisó ella misma por whatsapp de su regreso a nuestra tierra
. Va a estar solo una semana, y el viernes ya se nos va, seguramente por varios meses.
Ahora está por la zona de la Av. Cabo de Gata, quizás no en un edifico demasiado discreto si eres asiduo de la zona. Quede a primera hora de la mañana, para ser el primero en darle unos buenos días como se merece
.
Me recibe en lencería sexy de color rosa que resalta sus hermosos atributos de mujer. Nos besamos desde el principio, con ternura, sin escatimar el sabor de nuestras lenguas. Acordamos una hora, a un precio más elevado de lo que nos tenía acostumbrados (120€), pero que a la postre resultó bien invertido. La voy desnudando entre morreos y abrazos, y comienzo al poco un buen cunnilingus, tierno, suave, recorriendo todos sus labios menores con la lengua… Emily gemía de placer pero no llegó a correrse. Cuando le toca el turno a ella le pido que primero le saque brillo a mis tetillas con la lengua, y Emily se dedica durante varios minutos a la laboriosa y delicada tarea de satisfacer uno de mis puntos más erógenos. Pasaba de una tetilla a otra, sin prisas, mientras me iba pajeando la polla…
A continuación comienza una fellatio de libro, porque aunque no realiza la garganta profunda, lo hace con mucha sensibilidad y ternura, alternando la chupada a media altura, el juego con la lengua en el glande, una semi armónica… y siempre con la polla bien sujeta en la mano, con pajeos suaves. Esta chica la chupa de película, a un ritmo lento pero insistente… y echándome unas miraditas acojonantemente sexys. ¡Qué ojazos! Podría correrme en cámara lenta si la dejara unos minutos más, pero no era plan
.
Calculo que habrían pasado unos 20 min cuando pasamos al folleteo. Me coloca la goma y comienza a cabalgarme, al poco se echa encima mía y comienza a chuparme cuello y oreja mientras la penetro rítmicamente. Esta chica tiene algo especial que hace que me vaya subiendo la excitación sin parar conforme van pasando los minutos, y he de saber controlarme para no correrme demasiado pronto (¡ya me pasó en mi primera visita! Que le comenté jocoso y ella recordaba). Flipo sintiendo las estrías de su coño, particularmente en la zona del glande… el tacto de su piel, ese culo tan gustoso, o esos pechos naturales. Doblo las rodillas, siento su fantástico culo rebotar en ellas… pero he de ir frenando el mete-saca si no quiero atravesar el portal del Valhalla a toda velocidad
.
Pasamos al misionero, y se acrecientan nuevas sensaciones, y nuevos caminos hacia el placer… Han decrecido los besos en los labios, pero no los besos y lametazos en el cuello (por su parte y por la mía), las caricias y el jadear que acompaña mis embestidas fálicas. Me excita sobremanera observar su carita, su pelo con mechas rubias caído por la almohada y el recorrido de su cuello hasta el relieve desnudo de sus clavículas…
Le propongo ponernos a cuatro patas, vislumbrando yo ya la cercanía del fin de fiesta. Es en esta tesitura cuando soy consciente de que estoy probablemente ante una de las hetairas con mejor culo de las que he conocido, por su tamaño, grande pero no desproporcionado, y sobre todo por su tacto suave, casi esponjoso… ¡una maravilla vamos! Pero mi deseo es intentar que se corra como la última vez, penetrándola por detrás ambos con las piernas estiradas… Propongo ese cambio postural y comienzo a penetrarla profundamente, apreciando no solo las estrías de su sexo caliente, sino también la caricia y la presión ejercida por sus labios vaginales sobre mis testículos. Emily parece excitarse pero va a ser imposible que consiga alcanzar el Valhalla en esta ocasión… es durilla la chiquilla.
Pasemos ahora de soslayo por la anécdota del móvil que no paraba de sonar y la contestación final de Emily, lo cual, aunque nos cortó un poco el rollo, originó a la postre un nuevo cambio de postura, una vuelta a la cabalgada de mi amazona colombiana… cabalgada que, ahora sí, permitió la abertura del portón de honor hacia el Valhalla: mientras me lamía con lascivia la oreja derecha, me besaba y chupaba el cuello y me susurraba al oído sus gemidos entrecortados… yo dedicaba mi afán a un mete-saca rítmico y cada vez más profundo, sintiendo las estrías de su coño alrededor de mi falo, y todo el peso de su cuerpo sobre el mío, sudor con sudor, pasión con pasión… hasta que por fin alcancé ese estado de éxtasis final que solo es posible cuando tienes entre tus brazos la desnudez de una belleza como la de Emily.
Hay que decir que ambos estábamos, desde hacía ya un buen rato, cubiertos de una pátina de sudor que simuló una fusión de nuestra piel y acrecentó el placer de esta gran follada con una colombiana rica, tierna y al menos conmigo muy complaciente.
Puso entonces en marcha el ventilador del techo y amenizamos unos minutos finales con una charla amable, mientras recuperábamos fuerzas y yo me iba vistiendo.
Besos junto a la puerta del piso y nos despedimos deseándonos lo mejor. Salgo feliz, desestresado y con la sensación de querer comerme el día
.