NOMBRE DE LA CHICA: KAREN
NACIONALIDAD: COLOMBIANA
DIRECCIÓN, SIN NUMERO: EL PISO DE LOLA
TELÉFONO DE CONTACTO: BUSCALO, MERECE LA PENA
TARIFAS APLICADAS: 50 € Media hora (Happy hour)
ESTADO DE LAS INSTALACIONES: Bien, pero se puede mejorar.
DETALLES DE LA CHICA: Morena, pelo largo, sobre 1,60 de altura, unos 25 años, simpática, maciza y un pecho de impresión, mujer llena de curvas y redondeces, las fotos no le hacen justicia.
SERVICIOS REALES: Francés con y sexo.
PUNTUACIÓN DE LA EXPERIENCIA: 8
FOTO: En la web.
EXPERIENCIA: Martes 26 de julio, tras comer en Burger King, recuerdo que hay un piso que se anuncia en las inmediaciones y al cual no he ido a pesar de ser consumidor de este tipo de servicios, además de hamburguesas, me decido a llamar tras verlo en la web por mi IPhone. Resulta estar al lado de mi ubicación. Tras entrar en el piso, me recibe una morena simpática que me hace pasar a la habitación del fondo a la derecha (¿porque la mayoría de las cosas están al fondo a la derecha?), muy amplia y bastante bien equipada. Me pregunta que bebo, gin tonic como siempre y empieza el paseíllo. Para no liarme, utilizo una de mis reglas habituales de elección, la de impacto, la chica que más me impacte es la elegida. La primera es Karen, algo bajita para mí que mido casi 1.90, pero logra que no recuerde el nombre de la siguiente, corpiño rojo pasión y sonrisa esculpida en la boca. Decidido. Un poco larga la espera tras la decisión, por lo que empiezo a desnudarme solo. Cuando entra me pilla abriendo el grifo de la ducha, ¡agua fría!, he de esperar unos segundos a que se atempere, cuestión a mejorar con una pequeña bomba de recirculación, ya que el frio me ha dejado el miembro incrustado en el abdomen. Salgo y mientras me seco con la toalla que me ha dado (¿porque no toallas embolsadas en la habitación? y se ganaría tiempo), ella se desnuda. De pie junto a la cama una figura con formas torneadas, caderas amplias, un pelín de barriguita que la hace aún más apetecible y un pecho enorme que desafía a la gravedad. Cara redonda y sonriente, que se agradece, algunas parece que vas a una proctóloga en lugar de a pasar un rato agradable y pintada lo suficiente, no como una ... Como soy hombre de costumbres, siempre suelo empezar con el mismo protocolo, me tumbo en la cama de lado y le digo a ella que se tumbe mirando a mí. Empiezo por la prueba del vaquero (acaricio el pecho, piel suave pero muy firme, tanto que no da miedo apretar y pezones reactivos, al tercer o cuarto apretón se encogen formando una elipse de color chocolate). Paso a la prueba del ginecólogo, empezando a acariciarle su chochito (problema, ¿no saben que existe la cera?, al ir rasurada con cuchilla y de hace un par de días, parece papel de lija). Tiene un monte de venus tan pronunciado y unos labios exteriores tan carnosos que no permiten salir los labios interiores. Con el dedo pulgar e índice le abro ese cofrecito y aparece una rosa roja que forman sus labios y la cueva de placer. Meto el dedo y está caliente, apretadito y húmedo (viene lubrificado de serie aunque no natural). Le pido que me la chupe, cogiendo ella un condón (vaya, como nunca pregunto) y con una cara picara se lo pone entre los dientes y me mira. Me enfunda y empieza un francés suavecito que va arreciando cada vez más, hasta que su pelo hace olas y su mano parece que me va a ahogar al amigo calvo, mientras yo le sobo el culo y el pecho. De pronto se para para preguntar si lo está haciendo muy fuerte o me gusta más suave, bien preguntar pero mal parar, si no me quejo o más bien si no me lamento por algo será. Tras unos cinco minutos le pido que pare y se ponga encima, me gusta que me cabalguen. Me cambia la funda (curioso), se monta, apoyando sus brazos por encima de mis hombros y dejando su pecho ondulante al alcance de un giro de mi cuello, observo que lleva los mismos pendientes que en las fotos de la web. Empieza una cabalgada rítmica y continua, que acaba a los cuatro o cinco minutos porque la noto cansada y prefiero cambiar de postura. Durante el cambio se da la vuelta un momento, coge el lubricante y hace una puesta a punto del pistón. Me da tiempo a decidirme por la siguiente, misionero no porque hace poco que he destrozado la última moto (eso digo siempre y al final siempre compro otra) y aún tengo la cadera con molestias, por lo que me decido por la cruz, ella vertical, yo horizontal y la penetro subiéndole una pierna y dejándole otra extendida, quedando las manos libres para tocar pecho o chocho, según te convenga, es una postura muy divertida, especialmente para una chica como esta tan maciza. Empiezo a empujar y a apretarle el pecho, a los pocos segundos me dice “suavecitoâ€ÂÂ�, estoy apretando con demasiada presión, lo sé pero es difícil de evitar. Continúo unos minutos, pero mi cadera empieza a resentirse. Le pido que se ponga a cuatro patas para terminar, pero ella adopta aun una posición mejor, de rodillas con la cabeza apoyada en la almohada y la espalda arqueada, así entra con más facilidad. La penetro y empiezo pausadamente a oscilar, poco a poco voy aumentando la marcha y para inspirarme aún más, le abro los glúteos y observo un auténtico agujero negro, se nota que es morena de piel, parece una explosión de oscuridad desde un centro insondable, pero hoy no me apetece griego, por lo que ni pregunto. Tiene unos labios exteriores tan rellenos, que apenas veo entrar y salir mi polla. Me llamó la atención que en un par de ocasiones comprobara si llevaba el preservativo puesto, tocándome la base del instrumento para palpar la corona, le deben haber hecho alguna que otra putada de este tipo. Me doy cuenta y disfruto como un enano viendo la sombra sobre la sabana que producen sus pechos bamboleando, con la luz de las velas. Ella gime y exclama continuamente “Umm que ricoâ€ÂÂ�, es curioso como por las exclamaciones puedes casi adivinar el país del cual proceden. Se me paralizan las caderas y pego un tiro a presión que termina llenando la bolsa del preservativo y algo más. Uaah, me salgo y me quito el preservativo, ella se levanta y me ofrece una toallita, otra, otra, me pregunta si quiero una húmeda, ya que las de papel se pegan como demonios. A la basura los restos y un poco de charla. Tiene charla amena, muy profesional (no te pregunta el nombre ni por la familia) y entretenida, habla mucho y pregunta por curiosidades, pero sin meterse en tu vida personal. Termino el gin tonic, me visto, me despido y salgo, treinta minutos clavados. Se me olvida pedir la tarjeta de fidelizacion pues pienso volver.
CHICA RECOMENDABLE?: Si te gustan los grandes pechos y la simpatía, sí.
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